Dicen que el barrio de Georgetown existe antes que el propio Washington. Pequeñas mansiones que tiene poco de un barrio de estudiantes como se podría pensar inicialmente. Se dice que el coste de 1 bedroom al mes puede ser incluso superior al de muchos barrios neoyorquinos y de San Francisco (cerca de 3500 dólares al mes). En un pañuelo se puede encontrar la zona de más movimiento (Calle M y Wisconsin) y la zona tranquila residencial.
Cenita y vinito en casa, a base de unos riquísimos dumplings y gyozas que encontramos en un restaurante asiático totalmente recomendable en la avenida Wistonsi. Zannchi. Ojo en todo caso con el picante.
Después del desayuno de rigor en una de las patisseries más caras sobre la faz de la tierra (Poupon) día siguiente paseo por la zona monumental de Washington que recorremos desde el memorial de Lincoln hasta el museo del holocausto. El paseo es precioso, ideal para un lindo rodeito. totalmente plano. Se respira que nos encontramos en el corazón del imperio. Totalmente recomendable el paseíto.
El museo del Holocausto es absolutamente sobrecogedor y de una riqueza documental tremenda. Es dificil que no quiebre la voz al hablar y contener las lágrimas. Museo del Holocausto. Merece la pena ser recorrido con calma. Este, al igual que el resto de los museos de Washignton son gratuitos.
Por la noche cenamos con Brandon y Maura (mi querida hermana), y con Bethany y Parker. Charlas sobre el trabajo y deporte. Currantes como pocos. Muchos fines de semana y horas intempestivas de vuelta los días de diario. El sueño americano a base de horas y horas de esfuerzo. Como no el trabajo tiene también su hueco en la conversación. La cena tiene lugar en una simpática cervecería llamada The Sovereign, con comida de muchísima calidad. Muy ricos los mejillones, y la raya. También los aperitivos varios y excelente selección de cerveza belga. Después como los buenos de los amigos de Jess están rotos y nosotros tenemos una maravillosa babysitter llamada Manuela (amiga de Barbaro) nos decidimos por tomar una última copia en el simpático Martin's Tavern, donde algunos borrachillos geniales ya están cantando todo el repertorio de los años 80s a voz en grito y danzando con todas las damiselas del garito.
Al día siguiente, último día del año amanecemos con la sorpresa de que nos hemos dejado el baby carrier en el museo del holocausto. Así Tonino tiene la oportunidad de darse una carrerita por la zona monumental. Última comida del año con un manhattan y un negroni en el 4 Seasons - Steak & Bourbon. Allí además de tomarnos unas ostritas, una hamburguesa y unas patatillas fritas con salsa de trufa (máximo que nos podemos gastar porque los precios son algo prohibitivos), discutimos con los hosteleros sobre la mejor forma de ir al barrio de Brandon y Maura en taxi con sillita para bebes (cada movimiento con bebé resulta ser una odisea - descubrimiento de primerizos - )
Cenita con los amigos y juego de Meme donde Antonino demuestra que a pesar de no ser su primera lengua puede dar mucha batalla a los americanos. Vuelta al día siguiente a NY en el tren Amtrak (por cierto no dejar de tomar las cervezas IPAs embotelladas IPA dogfish), donde eso si conocemos a una preciosa niña de la que Lucas queda prendadito. Nuestra querida Tara
El paso por NY es como siempre entrañable. Nos quedamos en casa de nuestras queridas Lex y Becki y desayuno con el gran Tadeito para empezar este 2018 con buen pié. Hasta la próxima queridos amigos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario